MI MESA

Mi mesa es un cajón de sastre, es decir un desastre, o una güega. Lo de la güega, no me prengunte nadie lo que significa, yo tampoco lo sé, pero se decía en mi pueblo refiriéndose a una supermicie, volumen, caja, casa, habitación, continente, en cuanto contiene, sala, salón, bar, cajón, "petado", dicen ahora, hassta los topes. Pues eso es mi mesa. Enumero: los forros de dos o tres cajetillas de tabaco, políticamente incorrectas, cuatro o cinco mechero de gas baratos, robados a los parroquianos de los bares, un disco de John Coltrone que alguien me regaló hace años, algunos bolígrafos, procedentes de sabe dios donde, pilas gastadas, periódicos viejos: El País y Diario de Alcalá, - ¿hay algo más viejo que un periódico de ayer?- un cenicero como un ladrillo que me traje de recuerdo del San Juan Evangelista hace más de treinta años, rebosante de colilla, una novela de Marcial La fuente Estefanía, un informe de Save the Children titulado "Amor, poder y violencia", un destornillador, -será para mis tornillos interiores-, algunos recortes de prensa, recibos de teléfonos, un azucarillo y mucha ceniza por todas partes. El ordenador, a pesar de todo, funciona.
Hoy ocho de julio, después del 7-7-7 sólo carreras de coches y tenis en los bares. Fernando y Susana huyen de los bares llenos y yo busco los vacíos. Es lo mismo. Los comentarios sobre los hijos y sobre los cantautores crecen. ¡Qué descansada vida, la que huye del mundanal ruido...
pero ¿SE PUEDE HUIR DE ALGÚN SITIO?
Las horas centrales del día se las llevan Paula Marta Temprano y Palmira Márquez Tierno. Dos mujeres a la vez y no estar loco. La novela de verano sigue su ritmo, en el jardín crece el castaño, la encina y el roble resisten . El laurel presta olor y a la presta se la comen los pajaritos que cantan y las nubes se levantan... Hace calor en la cafetera y así hasta el ora pro nobis de cualquier letanía ahora que vuelve la misa en latin. Dominus vobiscum. Dominus, dominio, domicilio, domingo... dom fulano, ... ¡¡¡Oh el verano!!!