lunes, marzo 16, 2009

LOS LINCES

Termina el día en esos balances radiofónicos donde las opiniones, cansas del día entero, sueltan un cierto fato a vino de sacristia y güisqui de pub. Entre ellas me llama la atención la "Operación Lincie".No quiero ofender a quienes, en algunas opiones que emito, me tachan de simplista- sus razones tendrán y posiblmente tan poderosas como las mías y por eso las respeto- y las que emiten otros, sobre una decisión tan tremenda y dolorosa como la del aborto, comaparándolo con la repruducción en cautividad de animales al borde de la extinción. Quiero defender a los linces y a las mujeres y llamar a la reflexión a ese "gremio" -ya sé que no les gusta que se les llame así- de hombres que odian a las mujeres, que pretenden ser "directores espirituales" de todos nosotros con nuestros propios dineros cuando lo que ofrecen es la condena a Galileo, la negación del placer, el infierno, la gloria para los que piensen como ellos pero en el cielo, ellos lo quieren aquí. He utilizado el ellos porque son todos varones: unos que aman a los hobres -homosexuales- otros a quienes atraen las mujeres - heterosesuales- y un buen montón - sin especificar porcentajes- a quienes les gustan los niños: pederastas. Son unos linces.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Menuda se las gasta la conferencia episcopal, lo de ponerla con minúscula es pore el respeto que les tengo.
en mi pueblo se decía que qué tiene que ver el culo con las témporas, es me parece a mi la comparación entre las especies en vía de extinción y que la mujer pueda disponer o no al derecho a abortar sin que se vea en la cárcel.¿ Pero siempre van a ser los hombres los que decidan si las mujeres pueden abortar o no?.
No creo que ninguno de los próceres que se manifiestan tan indignados y en contra se vean nunca en el difícil dilema de tener que hacerlo.
bp

Anónimo dijo...

Menuda se las gasta la conferencia episcopal, lo de ponerla con minúscula es pore el respeto que les tengo.
en mi pueblo se decía que qué tiene que ver el culo con las témporas, es me parece a mi la comparación entre las especies en vía de extinción y que la mujer pueda disponer o no al derecho a abortar sin que se vea en la cárcel.¿ Pero siempre van a ser los hombres los que decidan si las mujeres pueden abortar o no?.
No creo que ninguno de los próceres que se manifiestan tan indignados y en contra se vean nunca en el difícil dilema de tener que hacerlo.
bp

Anónimo dijo...

Eres un lince tu, Pedro. No ellos.
Me corto un poco al escribir en tu blog porque nos leen otros compañeros.
Sabes que antes te escribía cuando "terminaba de actuar". con el recuerdo de los aplausos, ahora seré más timorato.
pero aún así quiero cambiar la música: Sí, Sí, Sí yo quiero mambo, mambo. (bis). Un abrazo

Annabel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Annabel dijo...

Pues... que tienes razón.

Saludos.

Santiago L. Legarda dijo...

De acuerdo contigo, Pedro. Y más de acuerdo aún con ese estilo literario escueto y certero como un bisturí de rayo láser. No sé si te gustaba Umbral, a quien yo considero de lectura indispensable para quienes quieran saber cómo se escribe en castellano. Alguien le llamó una vez "orfebre de la palabra" y creo que es un calificativo que cuadraría bien con tus textos. Saludos desde el Corredor del Henares.

Enrique Gutiérrez dijo...

Me gust el artículo , tú siempre fiel a la máxima "Titulares y suplentes" o minuto y resultado. Sabes que siempre me gusto ser conciso.
saludos

Anónimo dijo...

Escribió algun poeta diciendo que le causan respeto las leyes por las que se rigen la poesía academica. Yo es lo único que se hacer. para tí -amigo- te propongo un ejemplo humilde. Y lo hago no para que me enjuicies.Si no más bien para que reflexiones. Ya sabes que detrás de un poeta se esconde un hombre. porque " a sensu contrario"se esconderia un versificador. Si lo consigo me sentiré satisfecho, si no; seré y a mucha honra un versificador -eso sí- extremeño.
A ver Pedro: pon tu el ritmo:

A VECES

A veces, tengo miedo al desconsuelo
del amor compartido en disonancia.
A veces, me entristece la dstancia
que separa la tierra de mi cielo.

A veces, y a menudo, me consuelo
con los ratos alegres de mi infancia.
A veces, me consume la abundancia
de las penas que enjuga mi pañuelo.

A veces, simplemente me conformo
con el rumbo que sigue mi velero.
A veces, necesito el cloroformo
que me ofrece la lluvia de Febrero.
A veces, que es un siempre, me transformo
al cantar con mi nieto "El manisero".



se va,se va, el manisero se va, se va.....

con todo mi afecto para los blogueros de PMT

emilio Ortega