TE PARA DOS

César insite y me deja en depósito una colección de discos de la orquetas Mantovani que recoge piezas musicales estandar. El sonido excesivamente agudo de los violines no termina de satisfacerme, posiblemente en otros momentos o en otras épocas sí hubiera disfrutado de esta música, sin embargo hay una melodía que solvo a pesar de todo: "Te para dos". La estructura de esta canción es reiterativa, lo que permite que los músicos entren y salgan o toquen juntos, según la volountad del director de orquesta. La recuerdo con admiración porque en mi pimer encuentro con las orquestinas clásicas de los bailes de salón, por encontonces apenas rebasaba yo los diez años y asistí a una boda de alto copete en un hotel de Baños de Montemayor, en el escenario se sucedían dos o o tres orquestas sin interrupción, el tiempo no pasa en balde . Para el cambio, los músicos utilizaban estos compases. Uno soltaba el saxo cuando ya, el que entraba entonaba las notas y hacía el solo correspondiente. A él se le unía el bajo, violón me dijeron que se llamaba aquel instrumento tan espectacular, que quien salía se llevaba abrazado y quien entraba sujetaba el suyo sobre una correa en el suelo.
Pero tardé muchos años en saber que esa música tenía nombre. Fue en los ochenta cuando me topé con un disco de jazz cool donde aparecía la tal composición. Como siempre, pasó desapercibida, que para eso, creo yo, se compuso. Fue en la segunda vuelta cuando, al reconocerla, mi curiosidad me empujó a consultar la etiqueta del disco. "Te para dos" rezaba. La versión, bastante movida, me gustó y la escuché con más atención. Anoche recorrí el camino a la inversa: cuando vi el título escuché la canción con más interés, pero el exceso de azúcar había matado el fuerte sabor de la tisana... Recomiendo que escucheis "voces con swing", un programa que emite RNE a las cinco de la mañana los domingos. Lo conozco gracias a José Luis Hermoso. También se puede oir por Internet a horas más tempestivas.