Seis décadas: ¡manda cojones, qué cantidad de años! Sesenta viendo las cosas de manera distinta. Dando la vuelta a la vida, mirando el envés de la hoja, pensando y mostrando lo que no se ve. Siempre te conocí de esta manera. El encuentro en la escalera de la Normal de Cáceres fue el comienzo de una larga amistad. Difícil de reseñar cada uno de los tropiezos, que de todo hay en la viña, pero quizá sea el vino y la alegría lo que haya condurado y condimentado todos este tiempo. Hoy, sábado por la noche, hace ocho días que en ese campo pardo de la Extremadura dura festejamos tu cumpleaños. Lejos queda el descorche de Aldea del Cano, la Calle Santa Teresa, El Comercial, Cencillo, el psicoanálisis y el desfondamiento...
Ahora metidos en asuntos europeos quedan las copas con la Buerbas, Pepe y María, Jacinto y Adela, Emiliano y Teodora y la prole de niños chicos, que pùlulaban pujantes por entre el jamón y la puesta de sol. La vida, compañero, la vida. Te debía esta entrada. Gracias Canales por conocerte durante tantos años.
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