En los ritos ancestrales este mes de octubre, primer mes del otoño, que empieza en San Miguel, se ofrecían a los dioses y diosas -of course- los frutos que se producían en el momento: castañas, higos, nueces, melocotones, uvas, -vino todavía no- y todas las frutas de otoño. Los corderos y los  cabritos se ofrecen en junio, otro momento propicio para los sacrificios divinos. Pues bien, las  cosas han cambiado y ahora hay que ofrecer a los dioses y a las diosas- sin discriminación, por favor- la lectura  de la Santa Biblia  según la vulgata...
Además hay que atender al comienzo del año productivo -¡cómo cambia la percepción del tiempo, según el famoso cristal!- y adorar en todas las mezquitas, sinagogas, ermitas y pagodas -se me escaparán templos  divinos, no hay manera de conjuntar los  dioses y diosas- al sumum, al único, al the best, su dibólica magestad: el préstamo. Y Ahí tenemos a los banqueros en cónclave a la vez que está de conclave la iglesia católica de los  días eternos. La de los últimos días sabemos que ahondan en los los listados esos  que no obligan ni son secretos, de las parroquias donde la mayoría estamos apuntados sin que nos hayan pedido permiso. Nos quieren salvar como sea. Y yo estoy hasta los cojones de salvadores... Que me deje que me condene tranquilo. No quiero ser ni buen creyente ni políticamente correcto. Quiero discutir y polemizar: me divierte más. En cuanto a los ofertorios: un buen vino en la barra de un bar  por una buena conversación: ¡trato hecho!
1 comentario:
bienvenido al club de los impios
emilio
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