Esta frase de j. Sabina tan llena de nostalgia y tan cercana en el tiempo, machaca mi cabeza con excesiva frecuencia. Aún hoy he de volver al funeral de Eugnio Montes. Quizá la única razón es que este blog nació precisamente como consecuencia de la noticia del funeral y la manera de conocerla. La hija de Eugenio y Lola llamó a casa para comunicar el acto. yo no cogí el teléfono. Ella fue  explícita y escueta en el recado: "seguramente a pedro le apetecerá venir al funeral. Ruegale que lo comunique a los  antiguos compañeros".  El mensaje lo encontré  escrito en media hoja de una agenda de años atraás. Sin duda un mensaje que intentaba unir lo que se vivió  y lo que  se viviría. Me preocupó sobre manera el ruego: "avisa a los antiguos amigos y compañeros". No me resultaba sencillo cumplir la tarea, aún así me puse a ello. Tengo un cajón a la derecha de mi mesa donde guardo tantas agendas como años y un sinfin de libretillas donde se aburren los pensamientos y las ocurrencias de muchos años, también de aquellos que viví en Puebla de la Calzada, mantengo diarios desde entonces. Busqué en el cajón posibles teléfonos de posibles contactos. Y me tropecé con varias dificultades: recordar nombres y situarlos en los años y las circunstancias. Me acardé de Joge Roa, lo busqué en Internet y dí con su colegio. Llamé y me dijeron que se encontraba de baja. Me acordaba de Emilio Ortega, pero no recordaba ninguna manera de  localizarlo. Algo parecido de pasaba con Mena... Recurrí a  buscar una página de angtiguos alumnos salesianos ý congué en el foro una llmada de  auxilio. Encontré una dirección que podría llegar a  Don Manuel Camargo y a´él me  dirigí. Llamé a Allereiz buscado a Antonio Bahamonde, pero no lo encontré. Me acerqué por New Store. Una jovencísima muchacha- comenzará este año magisterio  de música  y dibujo-,  montaba una película de  de anime en el ordenador de su padre. Hablé con Luis. Supe las dificultades de él con la familia Montes, pero también averigüé que habían pasado por allí distintos compañeros de otros  tiempos.
No me preocupé más. El día del funeral terminaba un curso de Educación Complensatoria  y debía  acudir a una cena. En medio, las nueve de la noche. El encuentro, un hola y un adios, rápido, - otra vez Sabina-, sirvió para rememorar una noche de reencuentro con Rogelio en el Coegio Mayor San Juan Evangelista y hablar de literatura  con Emilio. Del San Juan había también otros recuerdos: Manolo Paniagua  y Ellishabette. Pero esto sería otra historia.
2 comentarios:
MARAVILLOSO PEDRO. SOY GARBAYUELA1951
TE ESTAN LEYENDO TODOS LOS COMPAÑEROS DE PUEBLA DIRIGETE A ELLOS.
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ELLOS.
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