sábado, octubre 07, 2006

SÁBADO POR LA TARDE

Anoche, después de la consiguiente discusión con Rafa del Moral sobre la publicción del libro "Velilla Abierta", salí a tirar la basura. Beatriz había vuelto a casa y mamá e hija se contaban las aventuras de un verano definitivo: se acabó la carrera y comienza la dura lucha por la vida. La muchacha aún no ha olvidado la facultad de clásicas y ronda de nuevo el campus complutense a la "recherche" de amigos y compañeros que comienzan a desaparecer de las agendas a la velocidad del tiempo, como sucedió siempre, como sucederá siempre. Bajé a tirar la basura, repito, y entré en el bar Donde Carlos. Elena, la bielorusa que regenta el local, leía novelas policiacas. Marina la ucraniana, empleada, sevía copas. Andaban por allí Santigo, debía ir ya por el quinto o sexto cubata porque se acercó a mí a pedirme perdón por una historia de la cual ni me acordaba, cuando ambos militábamos en el mismo partido. Yo lo había olvidado por completo porque para mí, el suceso fue más una escusa que una ofensa. En fin él, algún tiempo después, se fue del partido porque no consiguió sus ambiciones personales. Yo permanezco porque nunca he sido hombre de grandes ambiciones.
Pero no fue eso lo principal. Tambien tomaban copas Inmaculada la farmaceutica y su nuevo "boy". Un hombre enorme, ¡cómo le gustan a esta mujer los hombres grandes!, con pintas de sudamericano. Hablar tranuilo y melodioso. Un hombre culto. Hablamos de viajes y de teatro, les dí envidia contándoles mi reciente viaje a Florencia y los ensayos en el el teatro Puccini. Terminamos hablando en italiano, es un decir, porque yo me sé tres palabras e Inmaculada me regaló dos botellas de vino y dos de aceite. Parece que se ha metido a vinatera y a aceitera. Inamculada, me sospecho, también desea exportar vino como Rogelio García pero en vez de valerse de CCOO y sus viajes a Bruselas, se valdrá de los contacto que el anterior marido hizo atraves de las diversas compañías telefónicas de las que fue alto ejecutivo. Esa es histor para contar largo y tendido, si me pilla con ganas algún día lo hago.
Y habría que reseñar otro encuentro. Ayer, pero por la mañana me pasé por la redacción del Diario de Alcalá. Volveré a reanudar la colaboración semanal. No había llegado todavía Sonia Romero. Tenemos una comida pendiente. Esta semana cervantina parecía buen momento para celabrarla, pero esperaremos a otro.
He desempolvado los viejos diarios de Puebla de la Calzada y no resito a copiar una de las anotaciones:
"3-6-63. Por fin esta tarde en el recreo de entre los dos estudios de la nocche dijo el Sr. Director por alta voz: atención Radio Vaticano termina de anunciar el fallecimiento de Su Santidad Juan XXIII. Murió el día 3 de junio de 1963 a las 19 horas y 49 minutos."
Este mínimo apunte va dirigido a los nostálgicos. en otras ocasiones fecharé premios y castigos...

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