sábado, octubre 14, 2006

SABADO MEDIODÍA

Una mañana entera escuchando música y jugando a las cartas después de leer la prensa. Beatriz se ocupa del jardín, las hojas amarillas cubren el suelo. No meha tocado el cuponazo y no hay nadie en su casa. El teléfono fijo da las señales correspondiente y de inmediato salta en contestador automático. Del libro de Charo Delicado no se sabe nada. La imprenta se retrasa, Paloma ha desviado su teléfono, pero el desvió no conduce más que al silencio con distinto tono, a ninguna parte en definitiva. He recibido la entrevista de Jose Manuel que hemos de enviar a Lola la alcaldesa. Quiere dedicarnos la última página del periódico local. Todavía no la he leído. José Luis me rellenó un cuestionario a la gallega con poca salsa. Y por ahí dadnodo vuelos la Chica Voladora y Paula Marta. La necesidad de meter mano a algo relacionado con los maquis de Cabezabellosa pero realmente deificil de hacer. Aún tendría ocasión de hablar con algunos de los que estuvieron presos, pero no es fácil.
Debería presentar una novela río con el nombre ficticio del pueblo.

domingo, octubre 08, 2006

LA VÍSPERA DE SAN CERVANTES

Día tranquilo de domingo. La monotonía de la prensa: lo más interesante, los crucigramas. Pero no podemos olvidar las eleccioones belgas ni los desatres de la justicia. Hoy, víspera de San Cervantes, mañana también festivo en Alcalá: días de vino y resaca...

TALAV�N TALAVAN CUENTA

TALAV�N TALAVAN CUENTA

sábado, octubre 07, 2006

SÁBADO POR LA TARDE

Anoche, después de la consiguiente discusión con Rafa del Moral sobre la publicción del libro "Velilla Abierta", salí a tirar la basura. Beatriz había vuelto a casa y mamá e hija se contaban las aventuras de un verano definitivo: se acabó la carrera y comienza la dura lucha por la vida. La muchacha aún no ha olvidado la facultad de clásicas y ronda de nuevo el campus complutense a la "recherche" de amigos y compañeros que comienzan a desaparecer de las agendas a la velocidad del tiempo, como sucedió siempre, como sucederá siempre. Bajé a tirar la basura, repito, y entré en el bar Donde Carlos. Elena, la bielorusa que regenta el local, leía novelas policiacas. Marina la ucraniana, empleada, sevía copas. Andaban por allí Santigo, debía ir ya por el quinto o sexto cubata porque se acercó a mí a pedirme perdón por una historia de la cual ni me acordaba, cuando ambos militábamos en el mismo partido. Yo lo había olvidado por completo porque para mí, el suceso fue más una escusa que una ofensa. En fin él, algún tiempo después, se fue del partido porque no consiguió sus ambiciones personales. Yo permanezco porque nunca he sido hombre de grandes ambiciones.
Pero no fue eso lo principal. Tambien tomaban copas Inmaculada la farmaceutica y su nuevo "boy". Un hombre enorme, ¡cómo le gustan a esta mujer los hombres grandes!, con pintas de sudamericano. Hablar tranuilo y melodioso. Un hombre culto. Hablamos de viajes y de teatro, les dí envidia contándoles mi reciente viaje a Florencia y los ensayos en el el teatro Puccini. Terminamos hablando en italiano, es un decir, porque yo me sé tres palabras e Inmaculada me regaló dos botellas de vino y dos de aceite. Parece que se ha metido a vinatera y a aceitera. Inamculada, me sospecho, también desea exportar vino como Rogelio García pero en vez de valerse de CCOO y sus viajes a Bruselas, se valdrá de los contacto que el anterior marido hizo atraves de las diversas compañías telefónicas de las que fue alto ejecutivo. Esa es histor para contar largo y tendido, si me pilla con ganas algún día lo hago.
Y habría que reseñar otro encuentro. Ayer, pero por la mañana me pasé por la redacción del Diario de Alcalá. Volveré a reanudar la colaboración semanal. No había llegado todavía Sonia Romero. Tenemos una comida pendiente. Esta semana cervantina parecía buen momento para celabrarla, pero esperaremos a otro.
He desempolvado los viejos diarios de Puebla de la Calzada y no resito a copiar una de las anotaciones:
"3-6-63. Por fin esta tarde en el recreo de entre los dos estudios de la nocche dijo el Sr. Director por alta voz: atención Radio Vaticano termina de anunciar el fallecimiento de Su Santidad Juan XXIII. Murió el día 3 de junio de 1963 a las 19 horas y 49 minutos."
Este mínimo apunte va dirigido a los nostálgicos. en otras ocasiones fecharé premios y castigos...

miércoles, octubre 04, 2006

HOY YA NO ES AYER, SINO MAÑANA...

Esta frase de j. Sabina tan llena de nostalgia y tan cercana en el tiempo, machaca mi cabeza con excesiva frecuencia. Aún hoy he de volver al funeral de Eugnio Montes. Quizá la única razón es que este blog nació precisamente como consecuencia de la noticia del funeral y la manera de conocerla. La hija de Eugenio y Lola llamó a casa para comunicar el acto. yo no cogí el teléfono. Ella fue explícita y escueta en el recado: "seguramente a pedro le apetecerá venir al funeral. Ruegale que lo comunique a los antiguos compañeros". El mensaje lo encontré escrito en media hoja de una agenda de años atraás. Sin duda un mensaje que intentaba unir lo que se vivió y lo que se viviría. Me preocupó sobre manera el ruego: "avisa a los antiguos amigos y compañeros". No me resultaba sencillo cumplir la tarea, aún así me puse a ello. Tengo un cajón a la derecha de mi mesa donde guardo tantas agendas como años y un sinfin de libretillas donde se aburren los pensamientos y las ocurrencias de muchos años, también de aquellos que viví en Puebla de la Calzada, mantengo diarios desde entonces. Busqué en el cajón posibles teléfonos de posibles contactos. Y me tropecé con varias dificultades: recordar nombres y situarlos en los años y las circunstancias. Me acardé de Joge Roa, lo busqué en Internet y dí con su colegio. Llamé y me dijeron que se encontraba de baja. Me acordaba de Emilio Ortega, pero no recordaba ninguna manera de localizarlo. Algo parecido de pasaba con Mena... Recurrí a buscar una página de angtiguos alumnos salesianos ý congué en el foro una llmada de auxilio. Encontré una dirección que podría llegar a Don Manuel Camargo y a´él me dirigí. Llamé a Allereiz buscado a Antonio Bahamonde, pero no lo encontré. Me acerqué por New Store. Una jovencísima muchacha- comenzará este año magisterio de música y dibujo-, montaba una película de de anime en el ordenador de su padre. Hablé con Luis. Supe las dificultades de él con la familia Montes, pero también averigüé que habían pasado por allí distintos compañeros de otros tiempos.
No me preocupé más. El día del funeral terminaba un curso de Educación Complensatoria y debía acudir a una cena. En medio, las nueve de la noche. El encuentro, un hola y un adios, rápido, - otra vez Sabina-, sirvió para rememorar una noche de reencuentro con Rogelio en el Coegio Mayor San Juan Evangelista y hablar de literatura con Emilio. Del San Juan había también otros recuerdos: Manolo Paniagua y Ellishabette. Pero esto sería otra historia.

domingo, octubre 01, 2006

YA UNO DE OCTUBRE

Debería haber continuado el mismo día 26 de sptiembre con este mismo diario, pero la noche se complicó en devociones sociales. El funeral reunió a los esperados. Por allí andaban Manolo Paniagua y su mujer Elitsabette, -la francesa de la aventura juvenil y la huida a Francia-, Rogelio García, metido a vinatero y exportador de caldos a Bruselas aprovechando su puesto en Comisiones Obreras, Manuel Bernal y otros.
Por supuesto que también acudió Emilio Ortega. Emilio Ortega merece un punto y aparte. Por eso aparece aquí de esta manera. Emilio Ortega sucedió a Pedro Almodovar en el coro de los curas cuando le echaron del seminario. Emilio Ortega sigue de músico. No compone las canciones para las películas del, ya por entonces, ilustre colegial, pero ameniza las noches inbsomnes de martrimonios con edades parejas a las nuestras en un bar cercano a la estación de Chamartín.
Pero emilio Ortega es el hilo que teje la tela de araña de estos hombres cincuentones que nos vimos en el funeral de Eugenio Montes. Emilio escribe sonetos y uno leyó en honor el amigo desparecido.
En la Iglesia Emilio me entrega un cuadernillo de poemas que ojeo y leo mientras el cura oficia. Ignoraba aún que Emilio leyera al final de la misa un poema. Emilio me pide el cuadernillo. Se levanta, le cedo el paso, sube al altar y desde el mismo púlpito que ha ocuapado el cura, nos lee emociando un soneto. Emilio llora. Pedro el hijo de Eugenio, se emociona.
Al salir Emilio me devuelve el cuadernillo y dice "es para ti". "Muchas gracias" respondo. Intervine Pedro Montes. "Me gustaría guardar una copia del poema que has compuesto en memoria de mi padre". "Yo te lo mando", se ofrece Emilio, "Toma el cuadernillo" intervengo yo.
"No sabía como pedírtelo" se disculpa Pedro Montes. "Pues como lo has hecho" intervengo. "Ignoraba si la propiedad intelectual lo permitía" arguye. "Como es mío puedo hacer con él lo que quiera" concluye Emilio.
Lorena Montes, la hija de Eugenio también se acerca a mi. Me ofrece fotos de su padre poco tiempo antes de morir. Le respondo que quiero verlas y le facilito mi correo electrónico. Pocos días más tarde recibo las fotos, pero esto es otra historia.
Abrazo a Lola la madre de los hijos de Eugenio, su primera mujer. Mi admira su entereza, si bien la enteiendo. Más de veinte años de conviencia, tres hijos, muchas ilusiones y algunos disgusto, entre ellos el abandono, se olvidan ante la nada total.
Los demás compañeros se despiden. Emilio y yo nos tomamos unos vinos. Hablamos de literatura y de la vida. Contamos muchas cosas en poco tiempo. Lo que aflora y preocupa en el momento exacto, el sustento de la vida, las ilusiones y los fracaso, el engarce del pasado con el futuro cuendo el presente es sólo un vaso de vino corriente en una cervecería de pueblo. Y al fondo la literatura, el afan de supervivir hecho de palabras.
Lo dificil que resulta escribir sobre estados de ánimo que se contraponen...
debería haber escrito esta entrada la misma noche del 26, cuando los sentimientos aún estaban muy vivos...
Volvermos sobre ello.