FÚTBOL Y SEÑORAS

La tarde del viernes se presentaba inconcreta, la liquidez de mi bolsillo, también. Me asomé al cajero automático. Cuando llego un conocido manipulaba las teclas telemáticas. Espero. Sale y dice:

--No queda dinero, me lo llevo todo yo.

--Si no hay me prestas - bromeo.

--Eso lo veremos, la primera copa la tienes pagada.

Evidentemente no le creo, pero me genera dudas. Entro, marco y ¡bingo, el cajero sí tiene dinero para mi!

No voy donde mi amigo me ha invitado. Entro en un bar donde hay mucha gente joven. Los muchachos pendientes de las pantallas, tres en un bar de apenas cincuenta metros, para seguir segundo a segundo las peripecias del Chile-España ( por eso Chile hoy lucía la Roja), las muchachas, hoy día caluroso, cambiaban de sitio de forma ostentosa para que el vuelo de su faldas se presentara más atractivo que la lucha de las dos escuadras telemáticas pero sólo lo conseguían a duras penas. También había señoras capaces de mostrar todas sus armas. ¡ Y ejercían! los vaporosos vestidos marcaban formas e insinuaban ambientes próximos a los marcajes de cualquier gol. ¡Porterías con menos cancerberos que las de las dos selecciones! Y las tenues telas marcaban áreas, los delanteros sólo regateaban aunque todos pensaban marcar gol.

Suena un móvil. La señora de mi vecino pide árnica. Contestación: "Estoy viendo el partido".

Suena otro móvil con el mismo mensaje y similar contestación. Las jóvenes, semillas en flor, abren sus pétalos. Los moscones, portadores del polen, atienden a la función metafórica. Buen día para los donjuanes no futboleros: Pocos guardapuertas caseros y algún que otro delantero centro con ansias de gol. Es el fútbol.