YOGA

Enredando entre la maraña de Facebook me encuentro una advertencia de mi joven amigo Carlos Cruz, quien cambió la física cuántica por la exactitud de la palabra. Carlos, es un hombre audaz y curioso, además de dandy. Recien licenciado, escritor, ahora editor ytraductor de novelas, apenas empezado este oficio de tinieblas y sinsabores, dice que se cambia al de monitor de yoga. Yo sé que la cultura oriental le atrae, como a casi todos los jóvenes metidos en berengenales, pero debo reconocer que me sorprendió un poco. A punto estuve de llamar a Pepe y a María, sus progenitores y amigos de hace años, para asegurarme las veleidadades de su retoño, pero me contuve e investigué en la red las causas de las aficiones repetinas.

Particualmente también me interesaba el asunto del yoga. Me sobra tiempo, soy activo y, en ocasiones, me aburro. Mi mujer y mi hija y otra alguna amiga visitan a un santón de la materia fervientemente. No me explicaba tanta afición por esta filosofía corporal, hasta que descubrí los motivos de Carlos. Una vez obsevado, lo entiendo todo. Voy a intentar que me admitan, al menos como aprendiz o ayudante del maestro.