Como regalo de navidad me llega el segundo libro de Carlos de Las Heras. Ya había hablado antes de él, pero ahora lo tengo en la mano y lo leo. El título, para mi muy sugerente, me revuelve la memoria de toda la saga familiar: Los cabreros. Pero además del título merece la pena leer despaciao y retener en la boca y el oido la música y el ritmo de los poemas. Valgan estos versos:
"Con los años,
algunos veteranos, hasta entonces
fervorosos del credo trashumante,
se convirtiero al sedentarismo
que el cansancio en los huesos prodigaba"
Otro ejemplo:
"Si acaso existe el reino de la paz,
estos son sus dominios
y sus priviligiadios moradores"
Los buitres:
"Es su época de hambruna y especulan
con que la nieve fuera un animal
que al caer contra el suelo se matara
como los chivos cuando se despeñan"
El Roble:
"Me emociona, también
intentar comprender su imensidad,
aceptar que podrían alojarse
en este mismo cielo que ahora observo,
el futuro y la historia al mismo tiempo,
todas las fantasías de la infancia
y la amarga certeza que se impone,
con la vejez, de no poder lograrlas"
Y muchos más... Un libro redondo dedicado a Cabezabellosa, para leerlo con tranquilidad a la sombra de cualquier roble, mientras las fantasías que vienen del Pitolero se pierden por el inmenso valle del Ambroz. Gracias Carlos.
2 comentarios:
Hola Pedro, no me extraña que con esos versos, te haya tocado tu fibra sensible.
Está bien , darnos a conocer libros y autores de tu tierra.
Felices fiestas y que el 2009 traiga más libros.
Un abrazo
felices fiestas Pedro.
Un abrazo. Emilio Ortega
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